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Cómo transportar una nevera en una mudanza sin dañarla

Transportar una nevera en una mudanza requiere precaución para evitar daños. Te explicamos cómo prepararla, embalarla correctamente y trasladarla de forma segura para que llegue en perfectas condiciones a tu nuevo hoga

Última modificación: 24/03/2025
Índice

Realizar la mudanza de una nevera puede parecer todo un reto, pero con la planificación y las técnicas adecuadas, lograremos que este electrodoméstico esencial llegue a su nuevo destino en perfectas condiciones. En esta guía, exploraremos los pasos fundamentales para llevar a cabo un traslado exitoso de nuestra nevera, desde los preparativos iniciales hasta su instalación en el nuevo hogar.

PasoTiempo Recomendado
Desconexión y vaciadoAl menos un par de horas
Limpieza y secado12-24 horas antes
Embalaje2-4 horas antes
TransporteDía de la mudanza
Instalación y reposo4-24 horas después

Preparación previa al transporte

Antes de embarcarnos en el proceso de mover nuestra nevera, conviene llevar a cabo una serie de pasos preparatorios. Estas acciones no solo facilitarán el traslado, sino que también protegerán nuestro electrodoméstico de posibles daños durante el viaje.

Vaciado y desconexión de la nevera

Lo primero que haremos será vaciar por completo la nevera. Planifiquemos el consumo de alimentos perecederos en los días previos a la mudanza para minimizar el desperdicio. Para los alimentos que necesitemos conservar, una nevera portátil con bolsas de hielo nos ayudará a mantener la cadena de frío durante el traslado.

Una vez vaciada, desconectaremos el refrigerador de la corriente eléctrica. Este paso requiere anticipación, ya que necesitaremos tiempo para que el electrodoméstico se descongele por completo.

Tiempo recomendado de desconexión

El tiempo de desconexión juega un papel crucial en la preparación. Los expertos en mudanzas sugieren desconectar la nevera al menos 24 horas antes del traslado. Sin embargo, si consideramos el tiempo necesario para la descongelación, limpieza y secado, lo ideal es planificar entre 48 y 72 horas de antelación.

Este periodo de espera no solo permite que el hielo se derrita completamente, sino que también da tiempo para que los líquidos del sistema de refrigeración se estabilicen, previniendo así daños en el compresor y otros componentes sensibles durante el transporte.

Limpieza y secado del interior

Tras la descongelación completa, aprovecharemos para realizar una limpieza a fondo. Podemos preparar una solución natural y eficaz mezclando 500 ml de agua tibia con 250 ml de vinagre blanco, que no solo limpiará eficientemente, sino que también ayudará a eliminar olores persistentes.

Limpiaremos todas las superficies interiores, incluyendo estantes, cajones y juntas de las puertas. Después, secaremos minuciosamente todas las áreas para evitar la formación de moho durante el transporte y reducir el peso del electrodoméstico, facilitando su manejo durante la mudanza.

Embalaje y protección del frigorífico

Con nuestro refrigerador limpio y seco, el siguiente paso crucial es prepararlo adecuadamente para el transporte. Un embalaje correcto no solo protegerá el electrodoméstico de daños físicos, sino que también asegurará que todas sus partes lleguen intactas a su nuevo destino.

Retirada de elementos internos

Comenzaremos por retirar todos los elementos móviles del interior de la nevera, como estantes, cajones y accesorios. Esto no solo reducirá el peso total del electrodoméstico, sino que también prevendrá posibles daños internos causados por piezas sueltas durante el traslado.

Manejaremos estos componentes con cuidado, envolviéndolos individualmente en plástico de burbujas o papel de periódico. Es útil etiquetar cada pieza para facilitar su correcta reubicación en el nuevo hogar.

Asegurar puertas y cables

A continuación, nos ocuparemos de las puertas del refrigerador. Aunque muchos modelos cuentan con cierres magnéticos, estos pueden no ser suficientes durante el traslado. Utilizaremos cuerdas elásticas o correas especiales para mantener las puertas cerradas, evitando el uso de cinta adhesiva directamente sobre la superficie del electrodoméstico para no dañar el acabado.

No olvidemos el cable de alimentación. Lo enrollaremos cuidadosamente y lo aseguraremos al cuerpo de la nevera con cinta adhesiva de baja adherencia o bridas, previniendo así que se enrede o sufra daños durante el traslado.

Materiales recomendados para el embalaje

Para proteger el exterior del refrigerador, optaremos por materiales de embalaje adecuados. El plástico de burbujas es una excelente opción, ya que proporciona una capa de amortiguación contra golpes y rasguños. Envolveremos todo el electrodoméstico, prestando especial atención a las esquinas y bordes, más susceptibles a daños.

Si disponemos del embalaje original de la nevera, será ideal utilizarlo. En caso contrario, mantas o sábanas gruesas pueden servir como capa adicional de protección. Finalmente, aseguraremos todo el conjunto con cinta de embalaje, teniendo la precaución de no aplicarla directamente sobre la superficie del electrodoméstico.

Técnicas correctas de transporte

El traslado adecuado de una nevera es fundamental para garantizar su integridad y funcionamiento posterior. Veamos las técnicas más efectivas para mover este electrodoméstico pesado y voluminoso de manera segura.

Mantener la posición vertical

La regla de oro al trasladar un refrigerador es mantenerlo en posición vertical en todo momento. Esta posición es crucial para proteger el sistema de refrigeración interno. Si la nevera se inclina o se tumba, los líquidos y gases del sistema pueden desplazarse a áreas no diseñadas para contenerlos, lo que podría dañar significativamente el compresor u otros componentes vitales.

En situaciones excepcionales donde sea inevitable inclinar el refrigerador, como al pasar por puertas estrechas, limitaremos la inclinación a un máximo de 45 grados y por el menor tiempo posible. Después de cualquier inclinación, dejaremos la nevera en posición vertical durante al menos una hora antes de continuar con el transporte.

Uso de carretillas o dispositivos de elevación

Para mover la nevera de forma segura, nos valdremos de herramientas adecuadas. Una carretilla de mano o una plataforma con ruedas son ideales para este propósito. Al cargar el electrodoméstico en estos dispositivos, nos aseguraremos de que esté bien equilibrado y fijado para evitar caídas.

En caso de subir o bajar escaleras, contaremos con al menos dos personas fuertes. Una técnica efectiva es utilizar correas de elevación, que distribuyen el peso de manera uniforme y reducen el riesgo de lesiones. Siempre levantaremos con las piernas, no con la espalda, para evitar tensiones innecesarias.

Cómo asegurar la nevera en el vehículo

Una vez que el refrigerador esté en el vehículo de transporte, lo aseguraremos adecuadamente. Lo colocaremos contra una pared del vehículo y utilizaremos correas de amarre para fijarlo firmemente. Evitaremos colocar objetos pesados encima o alrededor de la nevera que puedan caer y dañarla durante el trayecto.

Para viajes largos, consideraremos el uso de un palé o una plataforma acolchada debajo del electrodoméstico para absorber las vibraciones del camino. Además, nos aseguraremos de que haya suficiente ventilación alrededor de la nevera para prevenir la acumulación de calor, especialmente si el transporte se realiza en días calurosos.

Instalación en el nuevo hogar

La llegada a nuestro nuevo hogar marca el comienzo de la fase final en el proceso de mudanza de la nevera. Seguiremos ciertos pasos para garantizar que el electrodoméstico funcione correctamente después del traslado.

Tiempo de reposo antes de la conexión

Una vez que hayamos colocado el refrigerador en su ubicación final, respetaremos un periodo de reposo antes de conectarlo. Este tiempo permite que los fluidos del sistema de refrigeración, que pueden haberse desplazado durante el transporte, vuelvan a sus posiciones originales.

El tiempo mínimo de espera recomendado es de 4 horas. Sin embargo, si la nevera ha estado inclinada o en posición horizontal durante el traslado, es aconsejable extender este periodo a 24 horas. Esta pausa es crucial para prevenir daños en el compresor y garantizar el funcionamiento óptimo del electrodoméstico a largo plazo.

Pasos para la reconexión segura

Transcurrido el tiempo de reposo, procederemos a la reconexión de la nevera. Primero, nos aseguraremos de que el electrodoméstico esté nivelado utilizando un nivel de burbuja. Si es necesario, ajustaremos las patas niveladoras para garantizar una posición estable.

A continuación, limpiaremos nuevamente el interior con una solución suave de agua y jabón, eliminando cualquier polvo o suciedad acumulada durante el traslado. Secaremos minuciosamente todas las superficies antes de proceder. Finalmente, conectaremos el refrigerador a un enchufe con toma de tierra, asegurándonos de que el cable no esté doblado o presionado contra la pared.

Verificación del funcionamiento

Después de conectar la nevera, realizaremos una verificación completa de su funcionamiento. Inicialmente, ajustaremos el termostato a una temperatura media y esperaremos unas horas para que el sistema alcance la temperatura deseada.

Comprobaremos que la luz interior funcione correctamente y que las puertas cierren herméticamente. Prestaremos atención a cualquier ruido inusual que pueda indicar problemas en el compresor. Es normal escuchar algunos sonidos al inicio, pero estos deben estabilizarse después de unas horas de funcionamiento.

Una vez que el refrigerador haya alcanzado la temperatura adecuada, lo cual puede llevar hasta 24 horas, comenzaremos a introducir alimentos gradualmente. Empezaremos con alimentos no perecederos y, una vez confirmada la estabilidad de la temperatura, introduciremos alimentos más sensibles como lácteos, carnes y verduras.

Errores comunes a evitar

Durante el proceso de mudanza de una nevera, es fácil cometer errores que pueden comprometer la integridad y el funcionamiento del electrodoméstico. Conocer estos errores comunes nos ayudará a evitarlos y asegurar un traslado exitoso.

Transportar la nevera tumbada

Uno de los errores más graves es transportar el refrigerador en posición horizontal. Esta posición puede causar que el aceite del compresor se desplace a los tubos de refrigeración, lo que podría resultar en un bloqueo del sistema cuando se vuelva a encender el electrodoméstico.

Si por alguna razón excepcional es absolutamente necesario tumbar la nevera, lo haremos sobre el lado donde no están las bisagras de la puerta. Además, mantendremos un registro del tiempo que permanece en esta posición. Por cada hora que el refrigerador esté tumbado, esperaremos al menos 24 horas antes de encenderlo nuevamente.

Ignorar el tiempo de reposo

Otro error frecuente es la impaciencia por conectar la nevera inmediatamente después de la mudanza. Como mencionamos anteriormente, respetar el tiempo de reposo es crucial para el buen funcionamiento del electrodoméstico.

Conectar el refrigerador prematuramente puede resultar en daños al compresor, ya que los fluidos del sistema de refrigeración necesitan tiempo para asentarse. Este descuido puede llevar a reparaciones costosas o incluso a la necesidad de reemplazar el electrodoméstico por completo.

Olvidar asegurar partes móviles

Descuidar la fijación de elementos móviles como estantes, cajones y el cable de alimentación es un error común que puede tener consecuencias desafortunadas. Durante el transporte, estos elementos pueden moverse y causar daños internos o externos a la nevera.

Para evitar este problema, retiraremos y embalaremos por separado todos los elementos móviles. Aseguraremos las puertas con correas o cuerdas, evitando el uso de cinta adhesiva directamente sobre la superficie del electrodoméstico. También fijaremos el cable de alimentación de manera segura al cuerpo de la nevera.

En conclusión, trasladar un refrigerador durante una mudanza doméstica requiere planificación cuidadosa y atención a los detalles. Siguiendo estos pasos y evitando errores comunes, lograremos que nuestro electrodoméstico llegue a su nuevo hogar en perfectas condiciones y listo para funcionar eficientemente. Recordemos que la paciencia y el cuidado en cada etapa del proceso son la clave para una mudanza exitosa de nuestra nevera.

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